El tren a Zhenzhou
El tema del tren chino nos preocupaba un poco. Habíamos reservado
el billete con antelación (y por un pastón) desde Madrid y teníamos un papel en
ingles con la reserva. Cuanto poder en un cacho de papel. Carmen había mirado
como llegar desde el avión a la estación de trenes. Afortunadamente teníamos
como 4 horas de margen para cogerlo. Salimos contentas, con ganas de
comernos china, pero tras perdernos repetidamente por el metro de Pekín (
estábamos aun atontadas por las 12 horas del viaje + escalas) con una mochilona
y una maleta embarazada a cuestas, con la mala suerte de pararnos en
estaciones sin escaleras mecánicas ( por lo demás el metro de Pekín es
fácil de usar y muy cómodo) , ya empezamos a ponernos nerviosillas. Cada vez
que veía escaleras el corazón se me hundía un poquito.
Llegamos a la parada y emergimos por la boca de metro a lo que me
pareció un caos total: muuuchos chinos, subiendo, entrando saliendo,
empujando. Intenté atropellar a los menos posibles con la embarazada, mi maleta
rosa chillón y carmen haciendo lo posible por no matar a alguien con un revés
del mochilón que llevaba. Se nos estaba acabando la paciencia. Salimos a una
especie de plaza, abarrotada, porque afuera estaba diluviando. Veíamos un
montón de sitios donde ponía ticket office, otros donde ponía un símbolo de
tiket letras en chino y chinos mirando, pero de la estación de trenes ni
rastro. Intentamos preguntar a gente aleatoria, por si teníamos suerte y alguno
hablaba ingles. Ni papa. Probamos a echar a andar por la acera, todo estaba
lleno de colas, de gente haciendo colas. Pero para que eran las colas?!? Letras
en chino. Como podía haber
tantos sitios para comprar tikets y ninguna maldita entrada a la estación?! Venga
a dar vueltas.
Probamos a volver al metro y preguntar en el punto de información.
Entrar tal y como estaba a reventar de chinos (digo chinos, porque ahí ni un
extranjero) era toda una prueba de fondo. Empujamos, esquivamos, y nos mandaron
de vuelta afuera… ya desesperadas y con cada vez menos tiempo de margen
decidimos hacer una cola aleatoria, al interior de un edificio pegado al
metro.
Ah por supuesto olvidaba decirlo que fuimos tan pánfilas de no llevar
traductor en el móvil el primer día. xD Nunca más. Me las arreglé para hacerle
entender que queríamos llegar a la estación al guardia muy simpático, que uso
su traductor para decirnos que era aquí, y que teníamos que recoger los
billetes en la ventanilla. Ya una vez billete en mano, casi llorando de la
emoción, nos dijeron que la estación estaba ahí mismito, todo recto.
Que ni el
anden 9 y ¾.
Llegamos a la sala de espera del tren, fue hacernos unos noddles,
estábamos hambrientas y abrieron las puertas para entrar. -.- dejo el
tema interesantísimo y apasionante sobre los trenes chinos para otro capítulo.
Entramos de las últimas, por supuesto, porque ahí se cuela todo el
mundo, sin protestas ni gritos. Disciplinadamente caóticos, o
pacíficamente indisciplinados quizás. Nos quedamos sin sitio para poner las
maletas, pero no nos importó. Lo habíamos conseguido!!! Habíamos llegado
al tren! Respiramos tranquilas. En Zhenzhou nos recogería un amigo chino de la
escuela, Masai, con el que iríamos hasta el templo.
Yo dormí todo el camino, con la cabeza colgando en ángulos
imposibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario